¿Qué le pasa a mi hijo?
Los problemas emocionales de los peques de la casa
Algo que nos caracteriza a los padres, es el papel activo que tenemos en el proceso de solución de los problemas de nuestros pequeños. En algunos casos, estos problemas generan en nosotros sentimientos de culpabilidad preguntándonos qué hemos hecho “mal”, fruto de la creencia radical conforme las problemáticas de nuestros niños son el resultado de una mala praxis o una supuesta “incapacidad” para ejercer un estilo óptimo parental.
Si bien, nuestro estilo de crianza y nuestras directrices educativas influyen significativamente en nuestros hijos, sería terriblemente reduccionista atribuir una patología o una dificultad emocional a la exclusiva consecuencia de nuestra actuación parental.
Desde una perspectiva constructivista, sabemos que la mayoría de las problemáticas emocionales y conductuales infantiles que no sean fruto de algún síndrome evolutivo o un trastorno mental severo, surgen de dinámicas relacionales con el entorno.
Aún siendo determinista y poco práctico a la hora de buscar soluciones, quedarnos atascados en “que hemos hecho”, sí que es de crucial importancia ser conscientes de que los padres siempre vamos a estar implicados de una manera u otra, y poseemos potentes instrumentos y competencias para facilitar el desarrollo evolutivo positivo de nuestros hijos, así como para encontrar una solución en caso de que tengan una problemática emocional o conductual
Por eso, en el proceso de ayuda que doy a los padres respecto a las problemáticas emocionales de sus hijos, es mágico observar cómo a veces, al introducir pequeños gestos, éstos pasan de ser apenas un movimiento en la interacción, a grandes maniobras catalizadoras hacia los efectos deseados.
En los problemas de la infancia, la facilitación terapéutica normalmente va dirigida siempre a través de los progenitores, quienes son los auténticos terapeutas de sus hijos. Cuando se trata de adolescentes, la terapia ya puede ser directa y/o en familia. En todo caso, los padres siempre tienen un papel activo, ya sea “haciendo” o “dejando de hacer”, con la finalizad de favorecer el proceso de la manera más efectiva posible.