Si buscáis la definición de estrés en la Wikipedia, encontraréis lo siguiente:

 

El estrés (del griego stringere, que significa «apretar» a través de su derivado en inglés stress que significa «fatiga de material».) es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. Fisiológica o biológica es la respuesta de un organismo a un factor de estrés tales como una condición ambiental o un estímulo. El estrés es el modo de un cuerpo de reaccionar a un desafío. De acuerdo con el evento estresante, la manera del cuerpo a responder al estrés es mediante el sistema nervioso simpático de activación que da lugar a la respuesta de lucha o huida. Debido a que el cuerpo no puede mantener este estado durante largos períodos de tiempo, el sistema parasimpático tiene tendencia a hacer regresar al cuerpo a condiciones fisiológicas más normales (homeostasis). En los humanos, el estrés normalmente describe una condición negativa (distrés) o por el contrario una condición positiva (eustrés), que puede tener un efecto mental, físico e incluso de bienestar o malestar en un ser humano, o incluso en otra especie de animal.

 

¿Podría yo dar una definición descriptiva mejor planteada? Pues en por si acaso no es así (las comparaciones son odiosas), dejo la descriptiva y objetiva definición a la Wikipedia. Lo que os propongo aquí es una traducción de tú a tú sobre lo que es el estrés:

 

El estrés es cuando uno vive en la sociedad moderna de hoy en día. Y vosotros me diréis, !pero si esa comparación nos deja a todos en situación de estrés!.  Pues efectivamente.  Quien, en su día a día de esta sociedad moderna, no ha sentido durante, almenos una época de su vida, lo que Wikipedia define como "estrés"?

 

La vida hoy en día es exigente, te pide seguir un ritmo en todos los sentidos: sacar los estudios ( y si puede ser con buena nota), conseguir un trabajo, mantenerlo, tener la casa en orden y pulcritud; alimentar, cuidar, educar a los niños así como colmar sus necesidades en el sentido ámplio del concepto; estar al día de pagos y obligaciones, cuidar a mis amigos y mi familia ( que nadie se enfade por favor)...etc, etc, etc. Todo ello se podría traducir en una lista de "pendientes" de esas que te pones en el móbil o en la puerta de la nevera,  tipo:

 

Devolver ese libro a la biblioteca; revisión médica; toca las vacunas  y revisión del oftalmólogo y el dentista; pagar la multa que me pusieron el otro día que llegaba tarde; cambiar de compañía télefónica, que este plan se ha quedado desfadísimo y cuesta un riñón; ir al trauma que hace días ya que me duele la rodilla; comprar la comida, esta semana hay que hacer más verdura ( mirar recetas); devolver la aspiradora que no funciona; llevar la ropa a lavandería mientras que no viene el técnico a repararla la lavadora; preparar el informe semanal del trabajo (en casa, que en la oficina no me da nunca tiempo)... los puntos de la lista pueden ser interminables, dependiendo de lo detallados que seamos.

 

El otro día, precisamente una vecina me comentaba extrañada porque sentía ansiedad y no sabía porque ya que no tenía ningún problema. Desde que la conozco siempre la veo de aquí para allá, sin un minuto para parar entre las obligaciones, responsabilidades y exigencias varias  del día a día. Está claro que el que no percibamos un problema "gordo", no significa que no estemos gastando nuestros recursos físicos y mentales a todos aquellos minúsculos pero numerosísmos "problemas" y exigencias  de nuestra vida cotidiana.

 

No es difícil sentirse reflejado en ese ritmo. ES todo un reto encontrar huecos para parar y descansar, o para ir a un ritmo más lento y relajado,  o bien para dedicarnos durante un ratito a algo que nos apasione y nos desconecte de la frenética actividad de hoy en día.

 

Cuando estamos en esta situación, cuando nos cuesta encontrar un "hueco"; cuando siempre tengo prisa para llegar o "poder hacer todo";  cuando me voy a la cama pensando en cuantas horas voy a poder dormir hoy; cuando miro esa lista de la nevera y me angustio pensando que aún no he podido hacer eso y aquello...  Quizás, y sólo digo "quizás", es el momento de plantearnos qué pasa, si me siento cómodo en este ritmo, o por si el contrario, siento que se me acaban las pilas mientras tengo esa terrible sensación de no encontrar el momento para recargarlas.

 

Si la respuesta es la segunda, haz cambios en tu vida. Coge esa lista y mírala.

Quizás hay cosas que puedan ayudarte a reestructurar ese ritmo. Y si es que lo intentas y no puedes, piensa que nunca es tarde para pedir ayuda...antes de que se agote la pila.

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